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Lápiz de grafito y de color sobre papel
50 x 30 cms
2010
Al principio de nuestras vidas somos seres frágiles y desprotegidos.Conforme transcurre nuestra vida nos armamos de un caparazón que nos protege de algunas cosas.Ese caparazón que nos sirve para vivir ,también nos ahoga y nos hace olvidar la importancia de las personas y las cosas,pues nuestro paso por la vida es efímero y nuestras capacidades adquiridas durante el transcurso de los años,se desvanecerán y volveremos a ser esos seres desprotegidos y débiles que así como venimos,nos iremos yendo.
Es un recordatorio para mí,que no debo tener miedo de ser debil,de quebrarme y de llorar,de quebrarme y de reír espontáneamente,de olvidarme un poco del entorno que me rodea y sumergirme en mi interno...Ahí quizá encuentre el sentido de la vida o quizá no.Pero seguro encontraré mi inocencia perdida,mi alegría por la alegría,mi llanto espontáneo y sin complejos,mi esencia.Por eso el monje resguarda su vasija y la atrae a sí mismo.En un intento de reencontrarse consigo mismo,con su escencia...Misma escencia que debo buscar adentro de mí;sólo adentro de mí....
Nací en la ciudad de México.Estudié en varios lados como el CEA y la ENAP,pero siempre he dicho que más que escuela,yo tuve maestros.Y estos son mis tres maestros a quienes debo todo en la pintura:Rosario Durán,Javier Anzures y Edgardo Kerlegand.
Desde mis inicios,hace trece años,la figura humana es la temática principal en mi obra.Añado algunos elementos por el valor plástico que les confiero.Me gusta trabajar con temáticas sórdidas y tristes,pero también la alegría y la felicidad...
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