proceso 2. Aguatinta al grafito y lápiz Lithográfico.

• País: España
• Categoría: Grabados
• Técnica: Aguatinta
• En Artelista desde: 7 de octubre del 2010

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Realice un total de 14 inmersiones en el ácido nítrico. Si se observan las fotografías que muestro como ejemplo, notaran que el dibujo va evolucionando en la misma proporción que lo hacen las agresiones del ácido. Cada vez que cubro lo plancha con nuevos trazos de lápiz grafito y lápices lithográficos, lo que estoy haciendo en realidad es reservar el tono conseguido anteriormente y obtener otros nuevos en aquellas zonas que quedan despejadas para que el mordiente ataque el metal libremente.
5ª mordida: 12 segundos
6ª mordida: 24 segundos
7ª mordida: 34 segundos
8ª mordida: 34 segundos
9ª mordida: 57 segundos
10ª mordida: 63 segundos
11ª mordida: 75 segundos
12ª mordida: 100 segundos
13ª mordida: 120 segundos
14ª mordida: 120 segundos
Corrosión total: 678 segundos, es decir: 11 minutos y 18 segundos. Tiempo suficiente para que el ácido nítrico levantara la resina de la última zona desprotegida, mermando con ello el tono más intenso y obligándome a trabajar la sombras posteriormente. Esto nos habla de la importancia de controlar los tiempos, procurando no exceder nunca los diez minutos si se trabaja con resina excesivamente fina. En este caso me olvide de hacer el calculo, a pesar de que detrás de la plancha grababa también el tiempo exigido a las distintas mordidas.
Observen que en ningún momento he doblado las corrosiones anteriores. Hacerlo supondría que en la estampación veríamos aparecer los efectos cortantes ocasionados por agresiones demasiado potentes, característica propia del proceso denominado aguatinta de reservas cuando se utiliza el barniz de secado rápido. Lo realmente difícil al recurrir a esta técnica es conseguir degradados tonales. No conozco ningún libro que hable de este proceso, precisamente por la dificultad que implica. Se suele achacar la dificuldad a la imposibilidad de manipular los ácidos. Esto, como puede verse no es así. El ácido tiene un modo determinado de corroer el metal, si se mantiene a una temperatura constante este morderá siempre con la misma virulenica, a menos que esté excesivamente debilitado, cosa que no suele ocurrir con el ácido nítrico, exceptuando que se deje expuesto al aire libre y el calor haga que se evapore el agua y por lo tanto el ácido potencie la mordida.