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Un día te vi y ya te había visto siempre, besé tus ojos y tu vientre antes de que Real estés tu aquí. Ignacio Nazabal.
La imagen de la pequeña foto se repite y agiganta como una reverberación imperfecta que se disuelve en todos los planos de la realidad; cargada de Vida.
Mirandola pienso en esta idea: Más allá de nuestro aspecto externo hay una imagen que nos define, casi libre del tiempo, que no envejece igual que el cuerpo y es como un reflejo del ser que realmente somos o del espíritu que nos mueve. Es la que más ven quienes nos aman.
El universo vive en nosotros y halla alas en nuestro pensamiento para conocerse a sí mismo. Somos más nuestras huellas que nosotros mismos, somos polvo con alas que en breve tiempo no obedece al viento, somos seres efímeros y al mismo tiempo casi eternos.
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