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Se trata de un díptico, de 130 cm de base para una de las telas y 50 cm para la otra.
En la primera, a la derecha del observador, están planteados tres rectángulos. Uno de color amarillo ocre sobre el cual aparecen texturas que van desde el óleo, blanco en la parte inferior, hasta papel y acrílicos rojos e incluso flúo desde el medio hacia arriba. Otro rectángulo de color rojo oscuro y otro predominantemente negro. Sobre estos últimos aparece la textura, esta vez planteada con una tela superpuesta.
En la segunda, a la izquierda desde el punto de vista de quien observa la obra, un rectángulo blanco en perspectiva.
RESIGNIFICACION DE LA OBRA
¿Cuántas situaciones en la vida se nos presentan como irreversibles? ¿Cuántas no tienen solución alguna? La primera que se me viene a la mente es la muerte. Habrá alguna otra quizá. No creo que muchas. Algunas personas plantearán más que otras, pero a la hora de fundamentar la condición de "irreversible", con su consecuente connotación con la muerte, coincidiremos que no son tantas.
¿Por qué razón entonces, vivimos a diario tantas situaciones como amenazas, como problemas?
Algunas veces ellas literalmente nos queman. Otras, por no afrontarlas, las negamos. Otras las ocultamos, las tapamos sin resolverlas dejándolas latentes para que tarde o temprano reaparezcan con mas intensidad.
Esto claramente nos perturba, nos conflictúa y fertiliza el terreno para que cada vez más problemas germinen.
Si en cambio viviésemos las situaciones como tales, en forma objetiva las razonásemos, abordándolas desde distintos ángulos, planteándolas en perspectiva, despojadas de todo prejuicio, sin apegos, con una actitud de responsabilidad, respondiendo desde nuestro interior, iluminándolas, haciéndonos cargo de las mismas sin permitir que se conviertan en una carga, probablemente, quizá nunca llegarían a ser problemas.
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