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Vivimos hoy la cultura del cuerpo y se venera cuanto suene a placer erótico. El inmenso fresco de Miguel Angel es presidido no por Cristo Salvador sino por la Venus de Botticelli: ya no hay infierno sino un esplendoroso desarrollo de desnudos de Cezanne
We live in a culture that worships the body and adores anything that evokes erotic pleasure. Michael Angelo’s immense fresco is not presided by Christ the Saviour rather by Botticelli’s Venus: Hell has been substituted by a splendid series of nudes by Cezanne.
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