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La complejidad de la técnica, como ya se ha mencionado, se debe en parte a la correcta preparación de la plancha. Una placa de cobre, en este caso de latón, de tamaño aproximado a un folio DIN A4, puede suponer una semana intensiva de trabajo. En la primera imagen puede observarse la matriz ya graneada y en la parte alta el Berceau, (cuna en francés), con el que hemos texturado la superficie del metal a modo de diminutas incisiones que tendrán la propiedad de recoger la tinta calcográfica. La segunda imagen nos muestra esa misma plancha ya preparada para iniciar nuestro trabajo. Lo normal en ese instante, es que el grabador traslade el motivo que quiere reproducir al metal. Para ello bastará con que calque el dibujo mediante presión, anteponiendo un folio de papel de calco. Un punzón de metal, con la punta ligeramente redondeada para que no hiera el latón bastará para efectuar el registro con absoluta precisión y con tantos detalles como le interese al artista.
Esa plancha que en la fotografía aparece ligeramente mate tiene la propiedad de reflejar la luz. Cuando se está trabajando sobre ella con los bruñidores el brillo puede llegar a molestar. Por otro lado no siempre se suelen apreciar con exactitud los detalles más pequeños. Para ello lo que acostumbro a hacer, antes de efectuar el calco que nos servirá de referencia es barnizar la plancha en su totalidad con un barniz muy diluido, sobre el que posteriormente paso un paño suave para aligerar el metal del exceso de barniz (tercera imagen). Tras dejarlo secar convenientemente sobre la superficie de la plancha este se vuelve mate y al empezar a bruñir sobre ella el dibujo aparece con absoluta nitidez, tal y como refleja la penúltima imagen.
Las herramientas que podemos utilizar son bien simples. Con excepción de las que nos veremos obligados a comprar para granear al plancha, el resto son sencillos bruñidores que podemos fabricar nosotros mismos. Lo que no debemos nunca es incidir con la punta de un objeto romo de pequeño tamaño directamente sobre el metal, en vertical a la plancha, pues lo único que conseguiremos será rayar su superficie, Los bruñidores deben de actuar ligeramente inclinados, en paralelo, anulando las rebabas creadas por el berceau presionando con mayor o menor intensidad, hasta anular, si de obtener el blanco se trata, las más leves incisiones.
Lo demás es cuestión de paciencia.
Francisco Domínguez Penís (Autodidacta).
Nacido en Caceres, Las Minas de Aldea Moret, un 16 de abril de 1951. Mi especialidad es el dibujo , con preferencia por el grabado tradicional (Aguafuerte y Aguatinta. Introducido en este mundillo por un gran artista de la Manera negra y el aguafuerte, mi amigo Ramiro Undabeitia. Actualmente volcado en el Oleo y el Pastel.
Seleccionado en: Concurso de Dibujo Antonio del Rincon Guadalajara (España)-Second Annual International...
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