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La obra es un crudo relato sobre la violencia de género en la actualidad.
El grito acusador y acosador del hombre hacia la niña.
El agredor se encuentra de perfil al espectador y reaparerece mimetisándose en un rostro frontal descontrolado por la ira...que nos enfrenta y desafía.
La pequeña invadida por el color rojo sangre, con un gesto de dolor e impotencia, nos relata su atormentado mundo interior.
Manos y puños descontrolados por la ira, se apoderan de la obra.
En la parte superior asoma una imagen femenina, cuya mano apoyada, evodencia que se encuentra detrás de un cristal y su mirada dolorosa y ausente a través de unas gafas...un 2do cristal que la distancia de la escena. Interés y temor.
Fiel representante de la sociedad que no termina de involucrarse con la realidad imperante.
Sandra Gabriel
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