El cuadro se refiere a la leyenda de que en su hermoso caballo blanco a María Lionza, a galope tendido,bajo la luna llena, la veían devorar la llanura ilímite. Montada en una danta se internaba la reina en la espesura de la selva. Se ve ahora al bello caballo blanco descansar en un establo de madera tallado con primor por los indígenas que veneran a su reina. La boca entreabierta indica que el fogoso animal está pronto a relinchar llamando a su dueña para que lo lleve a brincar los pajonales de la llanura sin fin. Al ver el cuadro la Princesa Triste quedó impresionada por la insistente mirada del corcel, que la seguía a todas partes al desplazarse ella en la contemplación del cuadro.
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