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En la verdad debería ser mirando el mar, más quise aprovechar el doble sentido de un chiste que los cubanos conocemos bien y también la forma popular de hablar español.
Mirar el mar es procurar un sueño y la elucubración de como podría realizarse. Dos hombres absortos en el horizonte distante, las luces de la puesta del sol y el mirar triste de una madre por su hijo y de la crianza por su barco como presagio de lo que se avecina.
La pintura recrea un ambiente de reflexión, silencio y meditación; como símbolo es usado un neumático que identifica el objeto utilizado por las personas en Cuba para construir sus balsas.
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