Porque aunque físicamente estemos rotos y resquebrajados, nunca olvidemos que en nuestro interior continuamos siendo una divina creación.
Cuerpo de mujer dentro de una vieja tinaja de barro rota, en su interior parece que el mar y el horizonte le arropan su desnudez.
El brillo en la foto es debido al óleo.
Lineth Márquez
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