Aceptémoslo, nuestra "salud" cuesta vidas. No es nuestra culpa (nos vacunan sin pedirlo), pero podemos rendir homenaje y guardar respeto a quienes nos soportan como indeseables vecinos en el planeta. Viven en las coladeras o en el rincón de nuestras casas y para muchos solo son causa de asco y repugnancia. Por nuestros héroes anónimos que se han ido y por los que faltan.
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