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El valle de San Juan del Río, es una planicie aluvial irrigada por el río de San Juan y sus afluentes; el área fue ocupada desde épocas remotas por grupos de recolectores-cazadores. Cinco siglos antes de nuestra era aparecen los primeros doblamientos agrícolas que se establecieron en zonas bajas, en la ribiera del San Juan y del Arroyo Hondo. Aquellos grupos constituían entonces la frontera norteña de Mesoamérica.
Hacia los primeros siglos de nuestra era el número y extensión de los asentamientos creció, de modo que a mediados del primer milenio la población que ocupaba la planicie era considerable. Para entonces, los pueblos habían abandonado el pie del valle asentándose en las lomas y laderas bajas y medias de los cerros. Con una sociedad más compleja, los asentamientos se organizaban en torno de un centro ceremonial que influía en un territorio extenso. La frontera mesoamericana se extendía entonces hasta los actuales estados de San Luis Potosí y Zacatecas, donde llegaron grupos identificados con la cultura de Teotihuacan.
A la caída de Teotihuacan, en la segunda mitad del primer milenio, muchos de los pobladores norteños fueron abandonados, formándose nuevos asentamientos por los grupos desplazados, tanto en lugares antes ocupados como en zonas deshabilitadas.
A fines del primer milenio se produjo un repliegue de los pueblos agrícolas del Centro-norte, debido probablemente a cambios climáticos, circunstancia que implicó la incursión de grupos chichimecas en estos territorios, que nunca habían dejado de ser visitados por esos grupos. La presencia tolteca en el área no fue generalizada, puesto que los asentamientos que denotan vínculos con Tula son pocos y se localizan hacía los cerros al norte del Valle.
En el período del ascenso mexica, los grupos chichimecas eran quienes ocupaban prácticamente toda la planicie. A pesar de estar tan cerca del Valle de San Juan, ya que tenían sometidos a los otomíes de la vecina provincia de Jilotepec, la presencia de los aztecas se observa sólo en fragmentos de vasijas hallados en sitios de breve asentamiento. A la caída de Tenochtitlan, un grupo de otomíes al mando de Juan Mexici se estableció en Ixtlac-Chichimecapan, donde en 1531 los caciques de Jilotepec, apoyados por los españoles, fundarían San Juan del Río.
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