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No corren buenos tiempos para el toreo. A los animales hay que "respetalos y querelos". Asín que ¡Nada de sangre, ni de muerte en el ruedo!
El toro sin cuadrar y con la cabeza alta, banderillas al gusto de los animalistas, no hay marca de la ganadería porque duele. Los cuernos actualizados.
El suspense está garantizado porque nadie, ni siquiera el torero, sabe si lo que que lleva la jeringa es para dormirlo o para matarlo.
Autodidacta
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