Batucada en el bosque de Mar Azul, domingos enmarcados al ritmo de los tambores.
El verde, para mí, el color del encuentro por excelencia.
Me crie en San Andrés provincia de Buenos Aires, entre carreras de bicicleta y expediciones al club. Mi abuelo paterno, italiano, era pintor de brocha gorda (un capo); tenía como pasatiempo la pintura, de él me quedaron algunos cuadritos que pintó con su amigo y luego maestro mío, Luciano Pocar.
Creo que las cosas que a uno le apasionan están cargadas de esa admiración que de chico experimentamos viendo el trabajo de nuestros mayores; la pintura es
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