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Se trata de una de las figuras características de la pintura de este artista, en las cuales el rostro deviene máscara, que en este caso pone de manifiesto una actitud humanista. Es una elegida del arte de la escena, de la vida convertida en representación imaginaria. Pero a la vez porta –revelados por la factura plástica- signos del equilibrio entre lo bello fisonómico y la belleza crecida en la espiritualidad. En una obra del campo de la luz, donde grises y tierras o rosas armonizan con evidente propósito lírico.
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