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\"Abrió la puerta, entró en la casa. Se quitó la cazadora y los zapatos.En el vestíbulo se paró, contuvo la respiración, aplicó el oído. No había nadie, nada había cambiado y, aun así, él sabía que alguien había fisgoneado por su casa mientras él estaba fuera\".
Henning Mankell
El hombre inquieto
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