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El espejo de la vanidad es una obra del emergente artista plástico Alan Lenko, seudónimo asociado a un trabajo inspirado en una atrevida revisión contemporanea de los iconos culturales de Oriente.
En esta ocasión, nos acerca a la leyenda del funcionario chino Zheng Baogong (999-1062) y la mítica historia del buey durante la dinastía Song. Matar a un buey era delito. Una mañana un campesino descubrió que alguien había cortado la lengua de uno de sus bueyes. El pobre animal yacía en el suelo. El campesino se dirigió a la administración de justicia para pedir que se investigara lo sucedido. Bao Zheng dijo al campesino: "No digas nada a nadie. Vuelve a tu casa y mata al Buey". Al ver al buey agonizando el campesino no pudo sino matarlo. A la mañana siguiente alguien acudió a la administración de justicia para acusar al campesino de haber matado a un buey. después de hacer algunas preguntas al denunciante Bao Zheng dijo muy serio y en voz alta: "Cuales eran sus intenciones al cortar primero la lengua del Buey y acusar luego a su dueño de haberlo matado?". Cuando el acusador oyó esas palabras quedó pasmado y confesó su crimen.
La escultura tiene tres partes bien diferenciadas. En la parte inferior, la esfera representa la idea de la justicia como valor absoluto. En ella observamos como queda sujeta al devenir de una realidad que quiebra su natural equilibrio. El pie de Bao Zheng, adelantándose a su tiempo, parece querer mostrarle a la justicia de los hombres un camino nuevo, una revelación de la verdad que solo parece conocer él.
Sobre el pie de Bao Zheng emerge la cultura china, como una madre dando a luz bajo el símbolo de la sabiduría, representada por esferas asimétricas. Alan da un giro al simbolismo vanguardista, mostrando una visión única de la natalidad. La milenaria cultura china y sus valores se expanden por todo el mundo, adelantándose incluso al pie de Bao Zheng.
En la visión de Alan, el destino del hombre pasa por la integración de la ancestral cultura china con la decadente cultura occidental. Por ello, el icono del buey sacrificado preside la obra, indicando su lengua el camino de la rectitud. Y en esa consideración, Alan nos deja mirarnos en el espejo de la vanidad humana.
La obra el espejo de la vanidad solo se entiende observándola bajo el prisma de la luz y la música compuesta por este polifacético artista, que como siempre, hace que el espectador forme parte de la obra, sumergiéndolo en una sensación global y única. Solo la combinación indicada por el autor, la luz prevista, la música compuesta y la obra plástica, hacen que pueda sentirse lo que el llama kui kuo.
Si desean ver mas imagenes de la obra pueden ver un video documental de la misma en la siguiente dirección:
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