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Abandonar la idealización del indígena, esta es la clave para esta serie de retratos que muestran a indígenas muyscas tal y como son, de carne y hueso, sin dejar de lado sus costumbres para imponerse en una sociedad occidental, que les obliga a mutar para sobrevivir, rostros algo blancos, cabellos ondulados, fuera del arquetipo del indígena semi Dios, de cabellos lizos, piel trigueña y bañados de oro. Éstos son pues nuestros indígena reales como cualquier otro sujeto, con la única diferencia de tener en claro sus usos y costumbres, como forma de evitar que se pierdan, muyscas en el siglo XXI una retórica entre modernidad y tradición.
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