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En Venezuela hay un lugar llamado Puerto Cabello, en él, un inmenso malecón le da la bienvenida a las tardes llenas de aves durante 365 días al año, los niños juegan con estas aves, las corretean, deslizan sus patines entre las bandadas de comen pan en tierra, celebran. Los jóvenes se esconden entre las piedras que detienen las olas del mar, robándose los besos ocultos por las sombras de gaviotas y pelícanos.
Luego nos hacemos adultos y nos damos cuenta que las aves desaparecen, no están los 365 días del año, no están casi nunca, al menos cuando nos acercamos. Las aves del paseo marítimo son para los chicos.
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