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Subí al piso de arriba, en el viejo café. La verdad es que no esperaba encontrarme con un tema tan puestito en bandeja.---
La persona que tenía delante "pedía a gritos" salir en una estampa, o en una fotografía; quien sabe si también en una novela.--- Creo que estaba acostumbrado a posar, pues lo único que movió en todo el tiempo fue la mano derecha, para pasar las hojas del periódico. Lo hacía con cierta displicencia, como si no le importara en absoluto lo que viniera en él. Debía estar pendiente más bien de "alguien" detrás suyo, de que le estaban retratando. Cierto que de espaldas, es verdad; ¡pero menos da una piedra!--- Me hizo pensar en el poeta Bécquer, por el aire de su cabellera, por el misterio de ser una figura "sin rostro" (algo para incluir en "Rimas y Leyendas"). O mejor que el propio Bécquer en Larra, aquel periodista desencantado (como de alguna manera lo parecía este personaje).---Pero no, no era el siglo XIX, sino que estábamos en el XXI (¡vaya salto!)---La tarde fue adquiriendo una consistencia lechosa, y al rato se puso a nevar. Momentos después se encendieron, todo a la vez, las farolas de la calle y los faroles de las fachadas. La iluminación dentro de la estancia cambió de golpe. El piso de abajo había empezado a llenarse de gente y de bullicio, lo que me hizo sentir que el hechizo se había roto. Entonces recogí mis bártulos y me fui. Seguía nevando.--- JLP MADRID 2012
Llevo impresa la luz fría de una mañana de marzo en la alta tierra castellana. He aquí una manera adecuada para un artista de decir que nací en un pueblo soriano, hace ya, ¡ uy, bastantes años !
Sin embargo, es poco lo que permanecí allí y los avatares de la vida me han depositado en Madrid, de donde también soy y ya para siempre.
No tengo formación especial, o mejor dicho, académicamente seguida. Unas temporadas con un pintor madrileño, un paso por la Escuela de dibujo ...
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