© Todos los derechos reservados
Cuando vemos aterrorizados que alguien nos está mirando suponemos lo que tememos, esto es, un desprecio, un rechazo, un considerarnos indignos de nuestras aspiraciones. Es difícil adivinar por la mirada del otro cual es exactamente su postura frente a nosotros, su mirada nos asemeja algo pétreo, impenetrable y por ello un angustioso secreto que no despeja nuestras dudas ni tranquiliza nuestras inseguridades. Si pudiéramos entrever una mueca clara de asco o repudio, aun siendo algo profundamente desagradable, no sería por lo menos incierto, lo que quizá es lo peor para nosotros porque precisamente nos coloca en ese desfiladero por el que nos gustaría gustar pero se nos hiela la expectativa en una parálisis que no se sabe si es caída o lejana salvación.
Ver más información de jorge lacruz
No encuentras lo que buscas. En artelista te inspiramos