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En este cuadro tenemos dos aspectos. En primer plano la quema de dos fotografías del autor, una de niño y otra de adulto. Ambas imágenes son válidas para definir la vida de una persona, pero no son válidas para el presente de esa persona. Tal vez el pasado sea lo que haya formado el presente, pero para definir a alguien en el presente no se pueden usar acciones pasadas. Del mismo modo, eso lo debemos hacer con nosotros mismos. ¿Quiénes somos en realidad? ¿Cómo nos definiríamos? Es necesario romper la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Por otra parte tenemos el color del fondo, el verde, que, siguiendo el juego de los chakras, el cuarto chakra hace referencia al amor, al amor puro, verdadero. Al amor hacia nosotros mismos, nuestra pareja, familia, amigos, enemigos e incluso desconocidos. El amor puro de Dios no es enfermizo como el del segundo chakra. El amor puro es amor, sin mas.
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