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El paseo por las ruinas de aquel coliseo, trae a la memoria del viajero soñador las angustias infantiles de sueños y pesadillas con el toro negro. Morfeo no interpreta el sueño pero desactiva las razones por las cuales el sueño vuelva a producirse. Aunque en el subconsciente del soñador quedó tan grabado ese sueño recurrente que todavía no se fía.
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