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Cierto día un hombre solía pasar por donde el pintor plasmó el sutil verde de la naturaleza quindíana ¡soñó en ese instante!, pero la ilusión de aquel hombre que el artista desconocía, no fue posible para el. Desde ese momento solo empezó a rondar en la mente de su amada compañera y lo torna realidad para el aquel que solía soñar.
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