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Alonso de dos añitos era un niño inquieto como casi todos los de su edad. Su juguete más valioso era su ventanal de corredera de 2 x 2 metros que con sus pequeñas manos movía con fuerza de un lado hacia el otro incesantemente. Apretó sus deditos en innumerables ocasiones entre la pared y el borde del marco de este ventanal, sin embargo su llanto era de breves segundos aún cuando sus deditos pronto se hinchaban como globos producto del apretón. A pesar de ello continuaba con el eterno movimiento. Esta toma la realicé en su minuto de descanso. El ya no está conmigo, cumplirá 4 años muy pronto y sigue siendo un niño fantástico, libre y feliz (con mucho cariño a mi nietecito Alonso Maturana Guerra).
Diseñador Gráfico de profesión. Fotógrafo y músico en "de-formación".
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