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Zush reivindica en la obra la riqueza del yo interior que conforma la individualidad de la persona, la libertad creadora tanto en la plástica como en la propia vida. Rebeldía con causa que refleja esta obra.
Su actitud dadaísta le lleva a no someterse a ningún tipo de autoridad establecida, a reinventarse y renacer como un ave fénix del siglo XX. Disección anatómica es lo que encontramos en esta figura híbrida entre hombre y animal que puebla el mundo particular de Zush llamado Evrugo Mental State. Su estancia en el Hospital Frenopático de Barcelona hace que conciba el cerebro humano como símbolo supremo de su universo mental. A través de una imagen radiográfica se muestra el cerebro de la enorme cabeza protagonista de la obra. La espiral que se aprecia en su interior se asimila al ojo que todo lo ve y analiza. La actitud científica que años más tarde se verá reflejada en todo su esplendor, ya da señales de vida en el punteado, los trazos caligráficos y los coloridos brillantes.
La mirada del espectador se dirige a través de un microscopio que define los detalles.
Sin embargo toda la imagen está imbuida de un halo de magia, de psicodelia. La presencia velada del grupo Dau al Set y la estancia en Ibiza del artista dejan su huella en “Dennis Horseo”. La Antigüedad se retoma a través del nuevo centauro (Horse: caballo) que reelabora mediante su visión de la realidad subjetiva. Ecos de la miniatura medieval en la forma.
Al dorso lleva etiqueta de la galería Vandrés que fecha la obra en 1975.
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