Un día el destino hizo que descubriera que mi pequeña existencia en el mundo no estaría llena, si no estaba entre pinceles, colores y demás aparejos del quehacer de caballete.
Después no entendía que mi mente y/o mis manos no estuvieran ocupadas, bien buscando lo quería expresar o pintando aquello que mi mente me quería decir.
Discípulo de lo que mis ojos ven y entiendo de lo que la Naturaleza me muestra, voyeur de museo, buscando respuestas a mis dudas; discípulo...
One day I
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