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Sexo desenfrenado. El hombre se deja llevar por el deseo y se transforma en un ser primario con los ojos inyectados en sangre.
El acto sexual se torna manifestación animal en esta pieza que se adivina para un uso reservado y secreto. La aplicación del color mediante manchas y un dibujo suelto otorgan a la escena un aire espontáneo y gran dramatismo.
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