El oro de los campos de trigo en agosto acogieron mi llanto de bienvenida al mundo en un colorido atardecer que nunca llegue a ver, porque estaba embelesada contemplando el paisaje más bonito del mundo, el rostro de mi madre, me gusta pensar que fue en ese instante cuando decidí atrapar los colores del arcoíris para inmortalizar el momento.
Luego fui tras los matices de los verdes de las montañas, los azules del cielo, los ocre de la tierra, perseguí la belleza de las mariposas y me atreví...
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