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Ana, que trabajaba en un establecimiento de reprografía en la acera de enfrente.
Ana, que conservaba una pinta de actriz Hollywood años 50 retirada en algún rancho ignoto. Y sin embargo asturiana. Y a decir de sus padres "fea", lo que llevó siempre como un sambenito. Ana que arrastraba su orgullo femenino un poco, lo mismo que los zuecos allá en su pueblo asturiano.
Y que, aunque era joven cuando con su marido dejó "las vaques" nunca se desprendió de su alma dolorida, doblegadita, blandamente resignada.
Y sin embargo yo que la veía fácil a la risa y con aquellos ojos de azul intenso ...; al principio pensaba que era rusa. Y ella se reía otra vez : - Rusa, jajaja, si soy de un pueblo que se llama Fresneda.
Y entonces empezó a desgranarme detalles de su vida, con cada visita.
Hasta que un buen día me pidió que le hiciera un retrato, allí mismo en la tienda. Pero habría de ser no un día cualquiera, sino otro día en que pasara primero por la peluquería. -¡ Sácame guapa, eh ! me decía, cuando por fin me puse a la faena. Y mientras iba dibujando, yo miraba una fotografía detrás de ella, clavada con chinchetas en la pared. Una fotografía en color, principios de los 70, que mostraba una rubia cinematográfica, junto con su apuesto marido(aunque bruto según ella - y que en paz descanse-, añadía) y una parejita -niño y niña- celebrando algo con otro matrimonio, el de su socia.
Luego Ana nunca recogió su retrato. Se fue quedando olvidado, porque quizás le importaba bien poco. Lo que realmente deseó en aquellos días fue matar un poco el tedio. Y, mientras tanto, guarnecido el hombro por un amigo de posibles, Benidorm fue perfilándose como el dorado retiro voluntario donde dejar pasar sus aún muchos años por delante. Apeada de sus sueños inauditos, con gafas contra el sol levantino, escuchando tal vez a Manolo Escobar, en su Palm Beach merecido.
Llevo impresa la luz fría de una mañana de marzo en la alta tierra castellana. He aquí una manera adecuada para un artista de decir que nací en un pueblo soriano, hace ya, ¡ uy, bastantes años !
Sin embargo, es poco lo que permanecí allí y los avatares de la vida me han depositado en Madrid, de donde también soy y ya para siempre.
No tengo formación especial, o mejor dicho, académicamente seguida. Unas temporadas con un pintor madrileño, un paso por la Escuela de dibujo ...
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