Aguatinta de reservas

• País: España
• Categoría: Grabados
• Técnica: Aguatinta
• En Artelista desde: 9 de abril del 2010
• Etiquetas: tinta, aguatinta, aquatint, aiguatinta, auga, aquatinta

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Estas seis fotografías de la evolución de una plancha nos dan una idea de las posibilidades que ofrece una aguatinta de reservas. Basta analizarlas para observar, paso a paso, cual es el trabajo del grabador. Inicialmente, tras haber pulido y resinado la plancha, hemos de procurar reservar con barniz de secado rápido, ligeramente diluido, aquellas zonas que vamos a proteger de la corrosión del ácido y que han de rendir única y exclusivamente el tono blanco. Una vez seco el barniz introducimos la plancha en el baño acidulado unos seis segundos, con una resina extremadamente fina. Se saca, se seca entre periódicos y procedemos a tapar el gris siguiente, repitiendo la operación tantas veces como deseen. Han de tener en cuenta que los tiempos de corrosión jamás se han de doblar. Aunque aquí solo figuran seis etapas, en este caso concreto se efectuaron aproximadamente entre trece o quince mordidas progresivas.
Si la primera es de 6 segundos la segunda jamás superará los 12, luego 24, 48, 96..., así sucesivamente hasta sumar los diez minutos, al objeto de obtener los tonos más intensos, hasta llegar al negro. No debemos doblar los tiempos jamás, de ese modo evitaremos un excesivo contraste entre un tono y el que le sigue.
En este tipo de grabado es posible trabajar exactamente igual con el cobre que con el zinc. El resultado será exactamente el mismo con ambos metales.
En lo concerniente a una aguatinta al grafito sería imposible obtener un buen resultado si recurrimos al cobre. Solo el zinc permite obtener degradados tonales por el sencillo procedimiento de difuminar con lápices de grafito o lithográficos. Esto es así porque el uso del cobre nos obliga a utilizar agresiones mucho más prolongadas lo que origina que el grafito se disuelva rápidamente en el Percloruro, sucediendo lo mismo con el lápiz litho ya que la acción de este ácido tiende a disolver la grasa de que se compone y el resultado jamás será tan delicado ni tan vistoso como el que procura el zinc. El trabajo en lo concerniente al cobre se refleja en estampas mucho más agresivas cuando de obtener degradados tonales se trata, problema este que podremos solventar por el sencillo procedimiento de bruñir y rebajar los poros, es decir, la típica manera negra, que consiste en obtener un negro intenso y luego rebajar los poros para extraer las zonas más claras.