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Comentaba el domingo vía "artelista" a un ilustre miembro de la misma, sobre el placer de visitar la Pradera de San Isidro el día 15, festividad madrileñísima de San Isidro. Hay gran emoción en poder seguir reconociendo parte del perfil urbano que don Francisco recogiera en sus famosos cartones.
Llevado por el agradecimiento, he tenido un pronto y he subido a don Francisco, copiadete de un retrato que le hiciera un discípulo suyo. De don Francisco de Goya y Lucientes, natural de Fuendetodos, prov. de Zaragoza, ¿quién no ha oido hablar? Pero,¿y del discípulo que aquí le retrató ? Nadie, apenas nadie. Por sobón. A Vicente, que así se llamaba el entusiasta alumno, don Paco, exasperado, le tuvo que sujetar la mano más de una vez, cuando el cuadro empezaba a tener más pinceladas de las necesarias. ¡ Pues buen genio gastaba, octogenario, sordo, exiliado, etc, el maestro !
No es en vano que en Goya hay un algo nuevo que luego terminaría siendo bautizado con un gran "-ismo". Y este -ismo, entre otras cosas, de pinceladas, de mancha, ¡las justas ! Vicente López (¡ojo, Vicente, Vicente, no Antonio !) hizo carrera pero no historia. A falta de otro y viniendo de donde venía, acabó en pintor de Corte y pintó entre otros/as a don Fernando, el Rey Felón. Don Fernando ahora ya parecía un cromito de chocolate relamido Zahor, pues encontró un pintor (o se lo recomendaron) que nos lo ablandó para los siglos a base de su timorata técnica. Ahora bien; la historia, y la memoria popular también, lo han olvidado por completo (a don Vicente). Pero pensé, cuando escogí pintar esto, que aquí, don Francisco quedó muy bien, porque supo pararle a Vicente la mano a tiempo.
Llevo impresa la luz fría de una mañana de marzo en la alta tierra castellana. He aquí una manera adecuada para un artista de decir que nací en un pueblo soriano, hace ya, ¡ uy, bastantes años !
Sin embargo, es poco lo que permanecí allí y los avatares de la vida me han depositado en Madrid, de donde también soy y ya para siempre.
No tengo formación especial, o mejor dicho, académicamente seguida. Unas temporadas con un pintor madrileño, un paso por la Escuela de dibujo ...
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