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La escultura recrea \"Niño Geopolítico Observando El Nacimiento del Hombre Nuevo\", considerada una de las obras píctóricas más trascendentales que diera el genio único de Don Salvador Dalí.
Daniel Bagnoli logra, en esta pieza única, alcanzar una síntesis adecuada y estética del \"Huevo-daleineano\", que el lienzo original ofrece. Este Huevo, tiene a su vez dos frentes de observación bien definidos . Por lo que el autor considero realizar un montaje innovador para dicha obra escultórica. La misma descansa sobre una base movil-giratoria, facilitando la contemplación de los diferentes ángulos que se brindan en los 360°.
Recordemos que en ocasiones anteriores, el huevo había sido el principal objeto de atención de los cuadros de Salvador Dalí. Uno de los más antiguos y espectaculares es el huevo-semilla-cebolla que sostiene una enorme mano en Las metamorfosis de Narciso, de 1937. Si en esa ocasión, el huevo servía como introducción al recurso de la imagen doble, una de las nuevas posibilidades que ofrecía su método \"paranoico-crítico\", pero en esta obra maestra del \"Niño Geopolítico Observando El Nacimiento del Hombre Nuevo\" no sucede así. El huevo no se transforma en nada; es el lugar donde se produce el nacimiento de un ser humano. Su apariencia blanda, más que viscosa, contrasta con la naturaleza líquida del mapa de la tierra que está representado en la superficie, entre otras apariencias extraordinarias, logradas por el genio de Dalí
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