En esta obra he querido ?hablar? de la evolución del homínido, los antecedentes del ser humano, nuestras semejanzas con chimpancés y bonobos, etc. Ello como principio. Y dentro del largo camino de la evolución, la revolución como fin y necesaria (r) evolución (nueva evolución) del homo sapiens. En la pintura intento expresar la necesidad urgente del socialismo para la raza humana, que es una, tal y como señalan los antropólogos progresistas. Por ello, por encima de supuestas razas y nacionalidades, que la más de las veces se utilizan como barreras semióticas para separarnos de nuestros objetivos compartidos, he intentado subrayar la unidad del género humano y su necesario camino hacia la liberación. Su vía hacia la sociedad donde ya no competiremos lxs unxs con lxs otrxs sino que caminaremos juntos hacia la mayor libertad posible y el fin de la opresión.
Y entre medias la felicidad, con y sin ironía. Felicidad atrapada en nuestra tensión permanente entre nuestra parte animal, irracional y subsconsciente frente a todo lo bueno que la cultura humana ha desarrollado (el saber escrito, la música, las artes plásticas, etc) con un homenaje a la parte positiva que tuvo el Neolítico en cuanto al dominio de la agricultura. En la obra hay un homenaje continuo hacia la tierra, la cual es origen junto con el trabajo y la actividad humana, de la totalidad de productos con los cuales nos alimentamos materialmente y espiritualmente.
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