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Os presento a la tercera gata. Le puse OLGA porque para mí que era una gata rusa. Una gata, diré más, siberiana. Una gata doméstica por conveniencia y sólo ocasionalmente.
Es esa gata que de pronto aparece en la ventisca y desaparece de igual modo. El caminante no sabe si lo que ha visto no era real o un espectro, una advertencia. Seducido por sus ojos verdes y fijos, tiende a buscarla y andando en círculos acaba por sucumbir totalmente desorientado. Olga, como algunas mujeres es una "gata fatal". Para mí es una trasposición gatuna de Ava Gardner, "bello animal" (según la prensa del momento) cuyos ojos verdes arrastraron a más de uno hacia los abismos.
Llevo impresa la luz fría de una mañana de marzo en la alta tierra castellana. He aquí una manera adecuada para un artista de decir que nací en un pueblo soriano, hace ya, ¡ uy, bastantes años !
Sin embargo, es poco lo que permanecí allí y los avatares de la vida me han depositado en Madrid, de donde también soy y ya para siempre.
No tengo formación especial, o mejor dicho, académicamente seguida. Unas temporadas con un pintor madrileño, un paso por la Escuela de dibujo ...
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