© Todos los derechos reservados
La mortalidad de ese aire tras la decencia de un gesto que detiene el tiempo, el reino de un mundo ficticio y a la vez perfecto, en los sueños, en el silencio, en la verdad pura de sentir tan pronto como tu alma vuela, y como un deseo se hace cada vez más claro, cada vez más cerca. Un deseo sublime, incomprendido, pues nadie entenderá que con tu sola presencia y aun más con tu ausencia naces en el corazón de aquel que un día simplemente decidiste mirar
Ver más información de Daniel Zarraga