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Cuando los hechos y las palabras no alcanzan solo nos queda a los poetas, el vuelo de nuestra imaginación, con ella indefectiblemente cambiaremos al mundo, a un mundo donde los miserables no puedan seguir asesinando a los inocentes.
Quisiera despedirme de aquellos a quienes obsequie mi amistad sin pedir nada a cambio, volando alto, mirando al mundo con los ojos de un niño
lastima que los que ya han sido asesinados no podemos salir del cementerio (parafraseando a Serrat)
“Hombre mirando al sudeste, película creada en 1986 por la productora Cinequanon. Estrenada el 2 de abril de 1987, en el cine Monumental (Buenos Aires, ARGENTINA)”
“El doctor Denis es un médico psiquiatra y trabaja en un neuropsiquiátrico. Un día llega al hospital un joven, Rantés, que dice ser un ser de otro planeta. Lo trata como paranoico, pero Rantés irá introduciéndose en su vida, haciéndolo dudar de que está realmente loco y, a la par, lo hará replantear su vida y profesión”.
Esto es personal, quisiera llegar al final mirando a la vida de frente, sabiendo que el dolor no se transformo en un paisaje por mas bello que este sea, quisiera llegar al final sabiendo que sigo siendo un ser humano, quisiera llegar a ese final desnudo desprovisto de halagos y prebendas, siendo simplemente un ser humano, cuerdo o loco, que supo gritar BASTA.
José María Domínguez
Dominguez Jose Maria
Laboratorista Fotoperiodista
Editorial Abril S.A.
Agencia Télam S.A.
Hubo una vez una civilización donde los niños salieron a pintar los cordones con cal en la época de la polio, enfrentándose a la muerte sin preguntar por quien suenan las campanas, los viejos narraban cuentos, pequeñas historias que hacían a la identidad y los poetas soñaban con cambiar el mundo. Hubo una vez una civilización donde los niños dormían en la calle, los...
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