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Se trata de una obra de las más evolucionadas de mi estilo, elaborada preliminarmente en acrílico y concluida con óleo, en esta obra se hace un derroche de la elaboración con la técnica del pincel de goma, raspando el acrílico en verde, es decir cuando aun no ha secado, posteriormente se ha hecho el análisis respectivo de su contenido, las posibilidades plásticas que dejo el trabajo preliminar y se ha rescatado las figuras que como remanentes plásticos han quedado de la elaboración de la textura, resaltando con color al óleo esos rescates para darle algún sentido figurativo, convirtiendo este proceso en descubrimientos aprovechables que son los que le van a dar con posterioridad la razón del nombre del cuadro.
En su parte superior izquierda han resultado unas figuras que parecen indicar un conjunto de pelikanos emprendiendo el vuelo, en la parte inferior izquierda apareció la figura de un ser misterioso que le da un carácter tétrico al cuadro que a partir de estas figuras de lado izquierdo y en su observación hacia la parte derecha en el cuadro del centro del triptico nos dan la sensación de ver a un anciano inválido, sentado con la cara levantada y una actitud de desesperación por abandono rodeado de elementos múltiples que dan la sensación de estar en un basurero o escombrera siguiendo el análisis, vemos en la parte superior del cuadro de la derecha, una figura de mujer alada que da la espalda al anciano y parece volar en dirección contraria a este, su cadera e imagenes de la parte inferior de ese conjunto, parece formar la figura de un cetáceo grande (ballena, cachalote o tiburón) y del análisis en conjunto de toda la obra, se da la sensación de lo que es el motivo central del conjunto de la obra, el abandono inmisericorde de este anciano por una mujer que puede ser su ángel de la guarda, su amor, el objeto de todas sus ilusiones o una hija que le da la espalda y se marcha, a la vez que la inexpresión del anciano parece implorar por favor no me abandonen.
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