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Quizá os acordeís de Oscar. Ese gatitón con unos ojazos de ámbar y baberito blanco al cuello. No sé, no sé, ... al fin y al cabo, no todo el mundo tiene por qué estar interesado por los gatos del barrio.
Bueno, el caso es que el chisme servirá para amenizar el viaje : me he dado cuenta de que Oscar no es gato. Era gata, ¡ la pobre ! Y yo sin darme cuenta. Desde luego, como fémina, aunque sea gatuna, sería para enfadarse. ¡Si no fuera porque es una buenaza! ...; ¡ella!
En consecuencia, lo primero que decidí fue cambiarle el nombre. Y, ¡ ATENCIÓN AQUÍ !, como me gustaba el nombre original y su sonido pero tenía que buscar un aparente femenino, y dado que una de nuestras artistas se llama Coka, Chile, -saludos Cokita Urzua si \"entras\"-pues le he puesto \"COKA\" (y además es que las dos se parecen en la cara, fíjate).
Ahí la tenéis ... y a continuación alguna presentación más ...
Por cierto, que lo del cómo me enteré no tiene la mayor importancia (una vecina me sacó de mi ignorancia). Pero, sí, ya la he visto dos días \"de amores\" ... con el Quique. Sobre los terrones frescos de un terrenín oculto por un alto seto (¡los muy listos!) los noté, más que ví, ayer. Ahí, los dos, amartelados, engatu-sados...
Una distancia, un estar agazapados ... el uno frente a la otra, relajados pero expectantes a la vez. Luego, esa mirada (\"mi ojo en tu ojo y tu ojo en el mío\" -el otro pá vigilá, que nunca se sabe-). Y para completar, ese dindonear de las colitas ... PITÍN ... PATÁN ... PITÍN ... PATÁN ...
Y llega el dibujador.
Y, aquí viene la nota tierna ... tierna. El Quique, que va casi de estreno, que me nota más que me ve ... y se marcha al instante. No muy lejos, no. Es sólo que, como a un adolescente que le sorprendiera su padre en esta lid, le da como vergüenza. Y Quique se esfuma, con la cabeza gacha, sin atreverse a mirar, y con el pelo un poco crispado. ¡Con lo que es el Quique!
Ya en el comienzo de la primavera lo divisé un día de lluvia fina como entrenando. Sí, con la Nina Balérina. Pero estaba bastante verde él, y ella, ¡ buf ! es que ella es tan ... mística, tan de melancolías !
Pero ahora, ahora que los higos de la higuera frente a mi portal caen ya al suelo, ahora, parece que Quique está a punto.
Y la Coka, la Cokita ... ¡ ah, esa no se va ! ¡ Ah, ella no se marcha!, sino que con su dulzura de saberse inocente -que no ingenua- se me quedó para que quedara claro que el AMOR no es cosa de causar vergüenza, más al contrario, alborozo, dicha y cuantas cosas buenas quieran añadirse.
Y, bueno, mientras vamos llegando a la Comunión que ya ocurrió, se me vino este chisme a la memoria para distraer la pesadez del tiempo oscuro, en ALMAS Y CIELOS.
Llevo impresa la luz fría de una mañana de marzo en la alta tierra castellana. He aquí una manera adecuada para un artista de decir que nací en un pueblo soriano, hace ya, ¡ uy, bastantes años !
Sin embargo, es poco lo que permanecí allí y los avatares de la vida me han depositado en Madrid, de donde también soy y ya para siempre.
No tengo formación especial, o mejor dicho, académicamente seguida. Unas temporadas con un pintor madrileño, un paso por la Escuela de dibujo ...
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