Acaba de suceder: Un maestro de la trompeta ayuda a su alumno a sacar lo que yo llamo "colores", inflexiones, alargamientos en descenso, fanfarrias... Luego, un duo en un largo pasillo... El alma se esponja, lágrimas escondidas, gozo... Así veo yo la escultura, libre, dejando actuar al material, el subconsciente, suaves curvas que llevan a la apoteosis o al piano... Una gozada a compartir
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