© Todos los derechos reservados
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - \" PUEBLO MINERO \" (viaje onírico nº 32) - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Evocando los días de la adolescencia, surge aquel pueblo donde yo viví, pueblo minero.
Viajando al pasado, la imagen del pueblo aparece cargado de historias en torno a la mina, casi único medio de subsistencia. He vuelto pocas veces al pueblo, y aunque ha crecido y mejorado bastante, prefiero recordarlo tal lo dejé en aquel septiembre del 69. . Cuando la crisis del carbón todavía no se había agudizado. - - -
Lo he pintado partiendo del paisaje inacabado que pinté desde la loma en el último verano que pasé allí y que terminé de memoria años después a petición de mi padre que se acordaba del pueblo. - - - -
El primer plano es una analepsis, un \"flashback\" mental, que me sirve como viaje onírico a la adolescencia y juventud.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - ( E V O C A C I O N )
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Cuando diviso la mole roqueña,
y paso las curvas de la estrecha hoz,
escucho el quejido que con queda voz,
gime la entraña de la blanca peña, - - -
que en lo profundo de su útero preña,
guardando celosa el negro carbón,
que el minero arranca, con parto feroz,
pagando con sangre, el coste a su dueña. - - -
La mina-madrasta mima al minero,
ella le cobija del frío y calor,
le da trabajo le da buen dinero, - - -
sólo le exige salud, esfuerzo y sudor.
Con este dilema vive el minero,
jubilado enfermo, de odio y amor.
Ver más información de jose ramon diez rebanal