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SONRIENDO A LA TRISTEZA
Hay un hombre al que quiero
Y que nunca será mío.
Lágrimas encadenadas
Invaden mi rostro
Comprimen mi pecho
Estrangulan mi garganta
Ocupando el vacío que ha dejado.
¡Interminables noches de diálogos solitarios!
Sonriente las recibo.
¡Cuántas dudas!
Ya no le hablo a él
Ahora te miro a ti
Y te digo:
Unamos nuestros esfuerzos
Enlacemos nuestras almas
Cultivemos el amor sereno
En el atardecer de nuestras vidas.
Sonriente te espero.
¿Quieres tú ser mío?
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