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Cualquier objeto sacado de su contexto produce como mínimo un efecto de sorpresa, resulta mucho más impactante que en su ubicación natural, cobra fuerza. Un ajedrez grande de jardín lo lleve a la montaña. Cuando coloque las piezas negras sobre la nieve me produjo un efecto de shock. Acostumbradas a ver las en una naturaleza a escala humana como la del jardín, me impacto verlas en un escenario tan grandioso, tan dramático.
Los limites del juego han desaparecido,
pero el ajedrez no ha perdido su esencia;
La lucha entre el color blanco y el negro persiste
el odio entre estos dos colores continua
siendo las blancas (metaforicamente) la nieve
La nieve se convierte así en una plástica metáfora
de las piezas blancas.En la abstracción de las mismas.Y como toda metáfora descontextualiza
El ajedrez sigue siendo mitad negro, mitad blanco, mitad concreto mitad abstracto.
Tanto su esencia como su estética han sobrevivido
Es absurdo jugar al ajedrez sobre el tablero blanco de la nieve pero es mucho más dramático más poético.
Las piezas trascienden al propio juego, tienen vida propia, magia
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