Ella es pequeñita y dorada, de carne de carton prensado e inocente como un piruli de menta. ¡Toy solita! me dijo hace un par de dias. Te voy a pasear por la ciudad para que veas el panorama y de paso procurar si hay alguien que te quiera adoptar. Ayer mañana, cuando sali de casa para unas gestiones, una vocecita que salia de una bolsa de plastico decia con tenue voz: ¡Toy solita!. No me quedo mas remedio que llevarla a la guarderia de esculturas. Pero la guarderia estaba vacia. ¡Toy solita!. ¿Quieres esta escultura? le pregunte a un amigo con bigote. De inmediato la adopto y se fueron ambos tan contentos.
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