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Pues sencillamente se trata de un mito americano varado en una de las cuantiosas playas que ofrece Fuerteventura: La playa de Garcey, en donde ya ni tan siquiera se puede vislumbrar forma alguna de este, entre los escombros del mismo, debido a la natural modificación por parte de un mar embravecido que siempre está presente en esta zona de isla Lanzaroteña.
Espero que disfruten viéndola tanto como yo lo hice al realizarlo.
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