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Hermosa fusión cultural con elementos de varias regiones, los apliques en los vestidos notoriamente inspirados en arabescos, muestra joyas llenas de esmeraldas y diamantes que cubren a la emperatriz con elegancia, además del perfecto efecto emblemático del artista en tonalidades de dorado con buen manejo de la luz y blancos. La obra sumerge en cada uno de los detalles y los animales que la acompañan, desde el halcón que mira en dirección del trono, hasta el pequeño ratón pisado por el jaguar del amazonas a sus pies; como no podía faltar el pequeño detalle que da a su nombre, la carta de la emperatriz vuela junto a los colibríes.
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