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¡Qué poco queda ya de esta vista!
Lo que en su día ocupó la fábrica de maderas cuyo nombre es el título de esta obra y del parque que hoy está en su lugar después de ser adquirido por el Ayuntamiento de Santander y reconvertido.
Esta pintura se ha quedado como un homenaje a ese lugar de Santander, La Marga, y a esa fábrica que dio trabajo a tantos santanderinos cuando se procesaban ahí las maderas que llegaban al puerto procedentes de Guinea Ecuatorial.
Hoy, después de más de 25 años, las voces de los niños y la tranquilidad del parque sustituyen a lo que mucho antes se llamó el Disco, en el barrio de Venecia y antes fueron dunas y arenales.
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