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Obra única y original. Tintas sobre papel Guarro de 350gr.
Salía del trabajo a medio día y me dirigía hacia mi propia casa cuando una compañera me anunció que se iba a separar.
De repente me entró una envidia sana.
Realizar esta acción era un hecho que yo también deseaba llevar a cabo pero que no sabía por dónde empezar.
Mi matrimonio fue un tremendo fracaso del que solo salvaría el nacimiento de mis dos hijos.
Parece extraño, los meses de convivencia que precedieron al matrimonio fueron de los más felices que he vivido nunca y después, después de dar el “Sí quiero”. Todo cambió.
¿a qué fue debido ese cambio?
¿era la situación de estar “atados” la que nos afectaba a ambos…..?
Yo no sé cómo se sentía exactamente él
Pero yo sentía que poco a poco ya no era nada.
Él continuaba con sus actividades en cuestiones políticas y estaba ausente mucho tiempo y las horas en las que estaba presente era para ir en mi contra en todo aquello que yo decidía. No importaba lo que fuera. Si yo decía blanco, él había de decir negro, pero si yo decía negro él decía siempre blanco.
¿Podéis imaginaros lo que eso suponía a la hora de establecer una educación en los hijos?
Un continuo manantial de contradicciones protagonizando cada escena.
Me veía incapaz de poder educarlos con corrección.
Le pregunté a mi amiga que adonde había ido para llevar ese tema y me apuntó el teléfono y nombre de su abogada. –“experta en separaciones matrimoniales”-
Fui a visitarla y me habló de los pros y los contras que en estas circunstancias se mezclaban y que lo mejor en estos casos era hacerlo de mutuo acuerdo. Estaba completamente de acuerdo, jamás hubiese optado por otra opción.
Una tarde di la noticia en casa de mis padres de que me iba a separar, que me sentía anulada y que no podía continuar.
Mis padres ,en particular, debido a su mentalidad conservadora alegaron que todo se podía arreglar, que una separación representaba mucho gasto adicional y que en él solamente había cosas que se perdían, que nunca ganabas nada y que los hijos todo esto lo iban a sufrir.
No estaban dentro de mi propia piel, así que comprendía la forma de pensar que tenían. Justamente esa intervención no me hizo daño especialmente, lo que sí que me hizo daño de verdad fue la intervención de mi hermana mayor (20 años mayor que yo) soltera y sin ningún compromiso en su historia- reprobando mi actitud.
“ Que sepas que aquí nadie te vamos a ayudar si lo haces. Tendrás que buscarte una canguro el tiempo que estés trabajando, te fallará muchas veces y te vas a jugar hasta tu propio puesto de trabajo”.
Nadie puede imaginarse como esas palabras cayeron sobre mí. Fueron auténticas lápidas. Me bloquearon, me aplastaron, me anularon más de lo que yo ya estaba.
Mi estado de ánimo aquella tarde estaba completamente por los suelos.
…..Y llegó la noche.
Era la noche de San Juan. Mi marido había ido a trabajar ese día de tarde y no faltaba mucho para que regresara.
Había acostado a los niños, eran muy pequeñitos.
Empecé a darme cuenta de que estaba muy vacía. No tenía nada que ofrecer ni nada en qué apoyarme. Me veía incapaz de continuar. Impotente y solo, solo se me pasó una cosa por la cabeza en aquel momento, yo quería darles amor a mis hijos, sin embargo no lo tenía dentro de mí, yo no podía ofrecérselo.
Mi familia a a la vista estaba que tampoco era capaz de entregar nada ni siquiera se ofrecieron a tener a mis hijos a partir de las 12 cuando les correspondía dormir. Su padre se ausentaba permanentemente y no se ocupaba para nada de ellos, y …quien había….quien quedaba en ese oscuro escenario……tan solo la abuela por parte de mi marido, su madre, esta mujer sí que era una persona cariñosa siempre dispuesta a dar todo lo que llevaba dentro con todos sus nietos sin excepción Pero vivía en Sevilla (la ciudad de origen del que era mi marido)..
Entonces empecé a pensar en la idea de irme de esta vida. Yo era muy joven y no tenía nada y….si yo desaparecía los niños irían con su padre que con seguridad delegaría en su propia madre ya que él se vería incapaz de hacerle frente a la situación.
Solo tenía este pensamiento en la cabeza y pensé que hacia lo mejor por todos. Así que me fui al botiquín y cogiendo una caja de pastillas cualesquiera ingerí una cantidad considerable.
La cabeza parecía que me iba a estallar. Parecía que se iba a romper en pedazos, el daño que tenia era exagerado. Al poco llego mi marido que al ver esta escena llamó a una ambulancia.
Me subieron en ella y me dieron para tomar algo que sabia a tierra. Era un líquido oscuro, casi negro, aquello no sé si me hizo vomitar porque ahora no recuerdo nada. Lo único que recuerdo es qué los jóvenes de la ambulancia me empezaron a hacer preguntas, preguntas banales supongo, preguntas que solamente las hacían para comprobar mi nivel de consciencia.
Estaba parcialmente consciente, supongo, después me enteré que la caja que había ingerido estaba además caducada. No sé si aquello fue mejor o peor para la recuperación, aún no lo sé.
Por la mañana una doctora me preguntó que porqué lo había hecho y expliqué con palabras mi pensamiento.
“Me siento anulada, no me siento nada, no sé quien soy ya no tengo personalidad, dentro de mi no hay nada, yo quiero dar amor a mis hijos pero no lo tengo, He dado la noticia en mi casa de que me voy a separar y me han dicho que para nada cuente con su ayuda ,que no voy a tener recursos, y que incluso debido a la edad de los niños dependeré de una persona para que los cuide y que me voy a jugar mi puesto de trabajo, que no tendré con qué atenderles. Yo no tengo amor, ellos tampoco lo tienen, si yo desaparezco irán con su padre, y como él no se va a ocupar de ellos delegará en su madre que es la única persona cariñosa que en estos momentos conozco. No he pensado en nada más……”
Nadie me dijo nada….
Supongo que querían valorar la respuesta para ver si me derivaban a un psiquiatra o a un psicólogo.
Al final decidieron optar por lo último.
Salí del hospital y no sé con qué fuerza empecé a verlo todo distinto. Me veía valiente de afrontar la situación, y por supuesto la separación la iba a llevar a cabo.
Haría un cartel anunciando lo que yo necesitaba. Las horas que precisaba tener a una persona al cuidado de mis pequeños y lo que yo le podía buenamente pagar.
No sé porque ocurre, pero cuando las circunstancias van en tu contra algo caído del cielo viene en tu ayuda.
Al día siguiente llamó una chica para el puesto. dijo que a pesar de ser de otro pueblo más lejano le iba al dedillo cuidar de los niños puesto que a la hora que yo regresaba ella justo media hora después empezaba unas clases en una academia que estaba casi al lado de mi casa. Así que cuando acababa mi trabajo comíamos juntas y ella acudía al lugar de estudio.
Ha sido la mejor canguro que he tenido, simpática, abierta, buena y para colmo no ha faltado un solo día, estuvo cerca de un año atendiéndolos después encontró trabajo de la carrera que había terminado. Era periodista
Las heridas emocionales que tanto nos han dolido en el pasado podemos empezar a vivirlas con más conciencia en el momento presente conociendo los recursos internos que tenemos para hacer frente a todo lo que nos acontece por mucho que nos dañe. El sufrimiento no es más que nuestra propia interpretación y para aprender realmente a vivir solamente hay que saber integrarlo en el día a día. Gracias a ello podremos recuperar nuestra capacidad para amar, para sentir y para poder vivir definitivamente con más armonía y bienestar.
Es evidente que si ahora estuviese en una nueva situación de esas mismas características lo hubiera abordado de una forma totalmente distinta.
Los obstáculos que aparecen ante nosotros en determinadas circunstancias solo aparecen porque en realidad tenemos la capacidad de resolverlos,
No guardo ningún rencor a ninguno de los miembros de mi familia puesto que con la mentalidad que tenían ellos creían que hacían lo mejor. Ellos forzaron o intentaron forzar la situación haciendo presión porque creían que todo era fruto de un arrebato mío sin control.
Ellos no estaban en mi propia piel.
Los padres generalmente aman a sus hijos,
Sé que los míos me han amado.
Y en cuanto a la reacción de mi hermana……me doy cuenta que esa forma de reaccionar simplemente es enfermiza. Sacó la rabia que ella tenía contenida dentro de su persona hacia mí. Pero el problema no era mío sino solo de ella misma.
Doy gracias por no tener las vivencias de ella y sobre todo por haber aprendido una gran lección.
Elegir decisiones erróneas claramente es una falta de consciencia.
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