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La mujer traiciona al hombre, el cuerpo traiciona la mente por otro cuerpo, siguiendo la naturaleza de su conciencia física. La mente tiene una conciencia de sí misma, una autoconciencia cómoda, el cuerpo sólo tiene una conciencia molecular. Así seguimos creyendo que el ser humano es esencialmente un ente auto-consciente, consciente de tener una conciencia, precisamente, una conciencia. La materia, para una mente distraída, no tiene conciencia de sí misma; para una mente atenta, tiene una conciencia muy avanzada sin auto-conciencia. Así la adúltera hace escaparate a un Cristo moralizador, que la elige como comparación para sus lecciones privadas a los apóstoles. Todos estos temas variables se especifican por separado, pero principian por la atención de Cristo en la cruz con los brazos abiertos que observa la escena.
Lo que ves en mis cuadros no es esactamente lo que es, tienes que trabajar un poco para conseguir la correcta vision. Suerte.
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