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Emerge el mundo interior es el título de la octava pintura de Eterno Retorno, una serie de 12 polípticos que representan la evolución cíclica del universo, desde la creación hasta la destrucción. Cada políptico está compuesto por 9 cuadros de 50x50 cm. Deben colgarse a una distancia de aproximadamente 1,5 cm entre sí, para componer la imagen en forma de rompecabezas que se muestra en la fotografía.
Esta obra representa un momento crucial de la evolución, el surgimiento del pensamiento y la conciencia. Según los científicos, la conciencia es un fenómeno "emergente". Esto significa que surge de la interacción de elementos más simples, los cuales al juntarse dan lugar a algo de diferente naturaleza. Es por esto que el cuadro se ha creado con una técnica cercana al puntillismo, con una profusión de pequeños toques de pintura que componen figuras (rostros). Los ojos que nos miran bien abiertos representan el surgimiento de la conciencia. En cuanto a las máscaras, representan la construcción del yo, la imagen que creamos de nosotros mismos, parte de la cual permanece oculta incluso a nuestra propia mirada.
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